Cuando la volatilidad crea oportunidades
Axel Christensen Director de Estrategia de Inversiones para América Latina de BlackRock
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Axel Christensen
La volatilidad en los mercados ha ido en aumento recientemente. Las preocupaciones sobre las nuevas cepas de Covid se han visto exacerbadas por la reducción de volúmenes de transacción durante el verano boreal. Los cambios recientes en el sentimiento de mercado reflejan una gama inusualmente amplia de potenciales escenarios, más allá del reinicio económico actual. Estos han oscilado entre extremos: una semana la preocupación se centra en un escenario de inflación galopante, mientras que la semana siguiente es la perspectiva de una fuerte caída en el crecimiento después del impulso de reinicio.
Más recientemente, los mercados de bonos parecen haber ignorado los últimos datos sólidos sobre empleo e inflación en EEUU y se están enfocando más en los temores de que las nuevas cepas de virus pongan en riesgo la reapertura económica. Esto se reflejó rápidamente en la caída de las tasas de interés de los bonos del tesoro estadounidenses, probablemente agravada por la cobertura de cortos (inversionistas obligados a cerrar posiciones de que las tasas subirían ante la mayor inflación observada). Precisamente, esto último ha llevado a que las tasas reales de los bonos -es decir, ajustadas por inflación- caigan a mínimos históricos. El cambio de sentimiento en el mercado de renta fija también impulsó la volatilidad de los mercados accionarios, que han visto grandes movimientos sectoriales que se revirtieron rápidamente.
Si bien la dinámica del virus es incierta, estos cambios son esperables en un reinicio económico sin precedentes como el actual. Por otra parte, también estamos en aguas desconocidas en las cuales los principales bancos centrales serán más lentos para responder al aumento de la inflación que en el pasado, manteniendo las tasas de interés más bajas, por más tiempo.
Es precisamente en estos episodios de reacciones exageradas en el sentimiento, por parte de inversionistas, donde se pueden crear oportunidades para considerar posturas a favor de activos de riesgo. En esta ocasión, el entorno de bajas tasas de interés reales da un significativo soporte para tomar esas oportunidades.
En resumen, la evidencia se inclina significativamente en que el reinicio económico es real, pero es un reinicio y, finalmente, la economía global volverá a la tendencia de crecimiento anterior al Covid. Ello debiera llevar a que las tasas de interés nominales de los bonos de países desarrollados (EEUU, Europa, Japón) aumenten mucho menos en respuesta a la inflación que durante episodios similares en el pasado, si a eso le sumamos la nueva política ante la inflación de varios bancos centrales. Sin embargo, todavía creemos que el nivel de estas tasas de interés debería ser más alto que lo tan bajo que se observa actualmente.
Lo anterior lleva a seguir prefiriendo la exposición a acciones por sobre los bonos, sobre todo en un horizonte de tiempo más corto, pero que se podría extender dada la demora en que las tasas reales salgan del terreno negativo. Sin dudas, los mercados pueden seguir reaccionando de forma exagerada a los datos económicos y otros flujos de noticias que se irán conociendo, pero no debiera afectar la convicción de que las volatilidades que se observen son oportunidades para tomar riesgos a mejores precios de entrada.